Foto: Reebok
El ejercicio se trata de mucho más que tener un “cuerpo perfecto” (que para empezar, no existe – cada cuerpo es único y hermoso en su propia manera) o de quemar las calorías que ingerimos cada día.
Para empezar, cuando SÍ hacemos ejercicio, esto es lo que sucede:
Primero, incrementa tu consumo de oxígeno, lo que aumenta la habilidad que tiene tu corazón para bombear sangre, además de que los vasos sanguíneos pueden transportar el líquido vital adonde más se necesita. También, incrementan las mitocondrias de tus células tanto en tamaño como en cantidad. Esto significa que tu cuerpo tiene un uso de oxígeno y nutrientes mucho más eficiente, por lo que se utilizan estos recursos es para potenciar tu rendimiento.
Además de esto, el ejercitarte regularmente también aumenta la fuerza, el poder, la coordinación, la estabilidad y la flexibilidad de tus músculos.
Entonces, tu cuerpo recibirá puras cosas buenas si está acostumbrado a recibir una dosis regular de ejercicio.
Pero entonces algo pasa, y no vas un día. Y luego otro. Y antes de que te des cuenta, ya pasó un mes y no hiciste pero ni tantito ejercicio.
Y a tu cuerpo le va mucho peor de lo que imaginas.
Lo más terrorífico es que mientras más en forma estés, peor será el impacto.
Primero, tus medidas de consumo de oxígeno empiezan a decaer. Esto significa que tu estructura, poder, fuerza, resistencia y coordinación muscular se van al piso.
Tus niveles de azúcar y tu presión sanguínea comienzan a subir.
Tu masa muscular empieza a desaparecer. (Por cierto, mientras mayor sea tu edad, perderás tu masa muscular más rápidamente).
Tu resistencia aeróbica recae después de tan sólo tres semanas de no ejercitarte.
Se reducen tu potencia, rapidez, agilidad, movilidad y coordinación.
Y bueno, técnicamente no cambias tus músculos por grasa – pero así es como se ve. Lo que sucede es que tus células musculares se empequeñecen (ya que no hay ninguna demanda en cuanto a potencia o fuerza que cause que crezcan), lo que significa que tus células grasas comenzarán a engrandecerse.
Y para el colmo de males, ¡dejar el ejercicio puede acelerar el envejecimiento!
El ejercicio nos ayuda a mantener las capacidades funcionales del cuerpo, lo que significa que el deterioro que conlleva la edad va más despacio.
Como evidencia, lo creas o no, esta mujer tiene alrededor de 40 años…
Entonces, sin importar cuál sea tu razón para perderte una clase de spinning o una vuelta corriendo… hacer algo siempre será mejor que no hacer nada.
¿Qué opinas? ¿Sufres de algún otro síntoma cuando dejas el ejercicio? ¡Cuéntanos!
Keep rolling till you find something you love…
Via BodyRock